Plan de formación de profesorado

El plan de formación al profesorado es “es el elemento del Proyecto de Centro en el que el propio profesorado planifica y articula las actuaciones que, respecto a su  formación, considera necesarias para la atención a las necesidades detectadas en el  contexto del propio centro y para la elaboración y desarrollo de los proyectos curriculares”.

Este plan comprende en algunos casos un departamento de formación, evaluación e innovación que está formado por el jefe de departamento, un profesor por cada área de competencias y el jefe del departamento de orientación.

 Este departamento es el encargado de diagnosticar las necesidades de los profesores, proponérselas al equipo directivo, informar de las mismas, elaborar los proyectos de formación junto al profesorado, coordinar las actividades pertinentes, investigar sobre el uso de buenas prácticas, fomentar la cooperación de los equipos docentes, informar al profesorado sobre líneas de actuación e investigación, evaluar y proponer planes de mejora en base a estas evaluaciones entre otros.

¿No os parece un Vademécum del profesor y del centro?

Esto sería lo ideal. Ojalá todos los centros propusieran los planes del formación teniendo en cuenta todas y cada una de las acciones que anteriormente se nombran y se llevaran realmente a cabo.

Pues, si bien hemos intentado plasmar una idea que resumiera todo lo que debería realizar este plan, no es lo que en los proyectos educativos de centro te encuentras. Los hay más elaborados, pero sobre todo menos. Todo esto te hace pensar, pues si el profesor no se actualiza y no se forma, la transmisión, la educación y la enseñanza realmente pueden carecer de actualización y por ende perder valor de cara al alumnado y a la profesionalidad docente.

Consideramos que no sólo basta con diagnosticar las necesidades y plantearlas en la memoria para llevar a cabo su solución el siguiente año, pues podría decirse que el contenido únicamente escrito sobre el papel es demasiado superficial.

Hemos observado planes de formación que desarrollan numerosos objetivos, generales y específicos, desarrollan los contenidos del proyecto clasificándolos en varias áreas, así como plantean las herramientas que van a utilizar para el diagnóstico de las necesidades a modo de cuestionario para el profesor. Sin embargo, los planes en los que se especifiquen los criterios de evaluación de los proyectos o jornadas de formación llevadas a cabo, escasean. E aquí nuestra preocupación, pues realmente se trabaja dicho plan de formación pero no se tiene un dato significativo de éxito del mismo.

Autoevaluación del profesorado como indicador de éxito en el trabajo de las necesidades

Es por ello por lo que optamos por incluir información de utilidad acerca del éxito de los talleres, jornadas o proyectos de formación del profesorado llevados a cabo. Consideramos oportuno, que en dicho plan se incluya dentro del apartado de evaluación una autoevaluación de cada docente del centro.

 Para la elaboración de esta autoevaluación necesitamos unas competencias orientativas que se realizarán en base a las necesidades diagnosticadas del año anterior. Es pues, el listado de competencias la herramienta que utilizará cada docente para su autoevaluación pudiéndose justificar tanto en el cumplimiento como en el incumplimiento. Creemos que tener que justificar si realmente se ha intentado paliar estas necesidades y que dicha evaluación constará en la memoria, muchos de los docentes intentarán ‘ponerse las pilas’ y además la memoria quedaría mucho más completa y con datos más significativos, pues en todas las investigaciones se encuentra el apartado de resultado o conclusión.

Involucrar al alumnado

Como hemos observado en varios planes de formación del profesorado, para el diagnóstico de las necesidades se tienen en cuenta los criterios de los docentes. Puede ser adecuado que el propio docente reconozca cuáles son sus necesidades ya que es un profesional y conoce bien su metodología. Sin embargo, creemos que para que el profesor enseñe debe haber gente dispuesta a aprender. Es por esto por lo que consideramos que el alumno debe tomar parte en el plan de formación, pues forma parte del círculo.

Esta involucración podría llevarse a cabo de distintas maneras. Nuestra opinión es que alumnos voluntarios elaboren un cuestionario sobre las necesidades que creen que pueden tener sus profesores y posteriormente entregarlos para su relleno en las aulas. Consideramos adecuado que el tutor sea el que recoja dichos cuestionarios y los entregue al departamento de formación, evaluación e innovación del profesorado para así poder estudiar los resultados y considerar la inclusión de dichas necesidades en el diagnóstico. De esta manera se garantizaría que alumno está actuando para la mejora de la educación por tanto ayudando a mantener el derecho a recibir la educación de calidad y los deberes de participación en los órganos del centro y contribución en el desarrollo del proyecto educativo.

Otra de las maneras de involucrar al alumnado en los planes de formación es haciéndoles partícipes de los posibles talleres que el profesorado vaya a atender durante el año escolar. Podrían ser partícipes por ejemplo, aquellos alumnos aventajados en nuevas tecnologías y redes sociales que podrían realizar un taller introductorio a estos dos conceptos para los profesores.

El valor del compromiso

La propuesta de autoevaluación del profesorado de cara a la memoria del plan de formación del profesorado y la propuesta de involucrar al alumnado en él mismo, nos hace pensar que la idea del compromiso puede cobrar valor si el alumnado reconoce las necesidades y posteriormente el profesor prueba con su autoevaluación y justificación ‘su calificación’ en base al trabajo de dichas necesidades.

 Desde nuestro punto de vista, consideramos que si al alumno se le va a exigir compromiso en base a unas competencias, el hecho de que el profesor también tenga las suyas enfocadas a que la docencia mejore y con ella la enseñanza y la educación del alumnado y además tenga que informar de si las ha llevado a cabo o no, hace creer e integra en el alumno el compromiso.

Tutorización por pares.

Al igual que la autoevaluación, consideramos muy importante la co-evaluación entre compañeros de las mismas áreas, aunque es verdad que éste hecho puede llegar a crear un mal clima en el centro. Sin embargo, opinamos que esto es así porque no estamos habituados a ello, de otra manera, el hecho de recibir feedback continúo de un compañero podría llegar a ser muy positivo de cara a la mejora de la docencia.

Consideramos adecuado, y si el horario lo permite, asignar horas en las que los profesores asistan a una clase de su compañero de materia y así pueda realizar anotaciones sobre sus recursos didácticos, innovación, metodología y a fin de cuentas, en base a las necesidades del plan de formación. Esto daría lugar a que el profesor que ha dado la clase obtenga información de otro profesional, relativa al modo en el que imparte la misma, con el único objetivo de la mejora personal.

Además, si consideramos que el profesor que está realizando la observación puede aprender también de lo que su compañero realiza y de cómo lo realiza, y no sólo centrarse en las carencias o en cómo mejorar, se podría dar una co-evaluación con aspectos a mejorar y aspectos positivos que podrían ayudar a motivar al docente, así como aspectos positivos que el observador puede tener en cuenta en sus futuras clases.

 

Tema: Plan Formación del Prof.

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